Queda lejos aquel tiempo en el que formar parte de CaixaBank era un claro avance respecto a las condiciones del mercado laboral. La crisis financiera de 2008 derivó en una profunda reconversión del sector financiero y, durante años, con márgenes reducidos, las plantillas respondieron con responsabilidad y profesionalidad, sacando el negocio adelante al tiempo que realizando esfuerzos para garantizar la estabilidad y el empleo.

Ahora, el escenario es justamente el opuesto: La rentabilidad está en cifras récord (20,9% ROTE), la eficiencia en un 37,5% histórico y el beneficio atribuido se ha incrementado en un 84% en 2024 respecto al de 2022… la remuneración media ha crecido un 14,4%, en buena parte por el impulso de CCOO en el convenio colectivo, pero también en gran parte por aplicación unilateral en forma de salario no regulado y, en todo caso, a años luz de los incrementos de beneficios.

Ya no hay excusas. El momento es ahora. El momento de invertir esos beneficios récord en quienes los hacen realidad: La plantilla, el principal activo de CaixaBank.  El momento de abordar mejoras salariales generales de salario regulado, de invertir en mejor dotación de plantilla, de corregir desigualdades salariales, de mejorar las condiciones de entrada, de invertir en medidas que mejoren el día a día y el clima laboral, de apostar por la mejora de las carrera profesionales, de racionalizar los objetivos y la retribución variable, de atacar la presión comercial.

Debemos convertirnos de nuevo en una entidad donde las nuevas generaciones de profesionales quieran entrar, quedarse y desarrollarse profesionalmente. Y eso se hace apostando por las personas, cuidando de su salud y entorno laboral, y reconociendo y remunerando su profesionalidad y dedicación como se merecen.